No se trata de malas interpretaciones son hechos basados en la experiencia, no hay diarreas ni constipación o estreñimiento de modo generalizado el efecto secundario no es el mismo para unos que para otros de ser así esto estaría ya más que resuelto.
Modificaciones en el ritmo de evacuación y/o características de las heces
Un largo artículo muy técnico en ostomizados: leer las conclusiones
Las características de las heces revisten especial importancia en los pacientes ostomizados por ejemplo (se entiene que estos no tendrían problemas si nos basamos en lagoritmos tipo 2+2=4).
Seguidamente, se relacionan algunas de las alteraciones que la utilización de medicamentos puede inducir en la evacuación y/o características de las heces......
Medicamentos que producen estreñimiento
Son numerosos los agentes que, mediante mecanismos diversos, provocan constipación48-53, efecto que podría resultar especialmente molesto para personas portadoras de colostomía. A continuación, se mencionan algunos de ellos (Tabla 2).
Fármacos anticolinérgicosA nivel intestinal, dan lugar a reducción del tono, amplitud y frecuencia de las contracciones peristálticas. Igualmente, favorecen la contracción de esfínteres y disminuyen las secreciones. Estas acciones se producen por antagonismo competitivo sobre receptores muscarínicos a este nivel, y se manifiestan tanto para los alcaloides naturales (atropina, escopolamina), como para los alcaloides semisintéticos, particularmente los de estructura cuaternaria (bromuro de metilescopolamina, butilbromuro de escopolamina), que presentan escasa absorción oral. De esta manera, son fármacos empleados en el tratamiento de procesos que cursan con espasmos de la musculatura intestinal49.
Otros fármacos con efectos anticolinérgicosDistintos grupos terapéuticos con aplicaciones concretas, no clasificados primariamente como anticolinérgicos, poseen capacidad para unirse a los receptores muscarínicos, dando lugar al espectro típico de efectos yatrógenos anticolinérgicos: sequedad de boca, visión borrosa, retención urinaria, estreñimiento, etc52.
Estos grupos incluyen: antiparkinsonianos, antihistamínicos H1, antipsicóticos, antidepresivos, antiarrítmicos, entre otros.
AntiparkinsonianosSi bien la terapia de la enfermedad de Parkinson se enfoca, generalmente, hacia la potenciación del tono dopaminérgico central, en algunos estadios de la misma se procede a la reducción de la actividad colinérgica mediante agentes anticolinérgicos de acción central (biperideno, prociclidina, trihexifenidilo), fundamentalmente para el control de la rigidez y el temblor. Lógicamente, la aplicación de estos fármacos conducirá a la aparición de efectos antimuscarínicos periféricos, como el estreñimiento54.
Antihistamínicos H1Estos agentes, empleados en el tratamiento de procesos alérgicos, cinetosis, vértigo y vómitos, muestran, con frecuencia, actividad antimuscarínica que, junto con su efecto sedante, condiciona su aplicación continuada. Los efectos anticolinérgicos se manifiestan de manera distinta entre los diversos grupos de antihistamínicos clásicos, siendo, en general, más intensos en el caso de las etanolaminas y fenotiazinas. Más recientemente, se han desarrollado productos que, prácticamente, carecen de dichos efectos (terfenadina, ebastina, astemizol). Algunas especialidades comerciales contienen antihistamínicos asociados a otros principios activos (antitusígenos, analgésicos, simpaticomiméticos) en preparados antigripales o anticatarrales, en los que podrían sumarse los efectos constipantes de varios de los componentes de la formulación53.
AntipsicóticosLos neurolépticos típicos se han relacionado con la aparición de reacciones de carácter antimuscarínico, más intensas en los que presentan estructura fenotiazínica (clorpromazina, tioridazina, clozapina). La introducción de antipsicóticos atípicos ha mejorado el perfil de trastornos de carácter extrapiramidal pero, por el contrario, los nuevos fármacos (olanzapina, clozapina) mantienen su potencial anticolinérgico48.
Antidepresivos tricíclicos y afinesLos antidepresivos clásicos exhiben, frecuentemente, efectos secundarios derivados del bloqueo de receptores muscarínicos, manifiestos en distinto grado en función del fármaco concreto y de la dosis de administración, así como de la edad y la susceptibilidad del paciente. Estos efectos se atribuyen fundamentalmente a los compuestos de estructura tricíclica (amitriptilina, imipramina, doxepina), mientras que los heterocíclicos (amoxapina, maprotilina, trazodona) los muestran en menor medida. Los fármacos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (fluoxetina, paroxetina) o de recaptación de serotonina y noradrenalina (venlafaxina) apenas han sido relacionados con este tipo de afectación55.
AntiarrítmicosAlgunos antiarrítmicos del grupo IA, que ejercen su acción por bloqueo de canales de Na+ voltaje-dependientes, desarrollan, también, propiedades anticolinérgicas, fundamentalmente a nivel periférico. Alteraciones como estreñimiento, retención urinaria, agravamiento de glaucoma, se han descrito con mayor intensidad tras la administración de disopiramida, especialmente en ancianos56.
Fármacos analgésicos opioidesLos analgésicos opioides, mayores o menores, provocan, en el tracto gastrointestinal, incremento del tono en musculatura lisa y esfínteres, estimulación de contracciones no propulsivas y disminución de movimientos peristálticos. Como consecuencia de tales acciones, que derivan de la estimulación de receptores tipo m y d, tanto a nivel de los plexos mientéricos como a nivel central, se produce retraso en el vaciamiento gástrico y estreñimiento. No suele producirse tolerancia a la acción constipante, por lo que se recomienda que el inicio de tratamientos prolongados con agonistas opioides se acompañe de la instauración de medidas preventivas al respecto, de carácter dietético (si el estado del paciente lo permite) o farmacológico57.
Estas propiedades han favorecido el desarrollo de fármacos propiamente antidiarreicos relacionados estructuralmente con el grupo. Se trata de loperamida y difenoxilato, derivados de petidina que, debido a su escasa penetración a través de barrera hematoencefálica, apenas producen efectos centrales. La administración de pequeñas dosis de loperamida suele ser efectiva y recomendada para el control de la expulsión de volúmenes excesivos de heces en pacientes ileostomizados23,.24,58.
Agentes espasmolíticos generalesSu actividad miorrelajante directa, que se manifiesta en territorios diversos (tracto genitourinario, tracto intestinal, vasos sanguíneos,...), constituye la base de su aplicación terapéutica pero, también, origina efectos secundarios como reducción en el ritmo de defecación, vasodilatación, hipotensión, mareos59.
Agentes antihipertensivosDentro de la extensa variedad de grupos empleados en el tratamiento de la hipertensión, se han descrito manifestaciones digestivas variadas, asociadas a fármacos individuales. En concreto, la terapia con antagonistas de calcio, al interferir con los mecanismos de contracción de la musculatura intestinal puede provocar estreñimiento, mucho más marcado en el caso del verapamilo, que afecta a más del 25% de los pacientes tratados.
Por otra parte, la clonidina, fármaco de acción central reservado para situaciones especiales en el tratamiento de la hipertensión, también ha sido relacionado con la aparición de estreñimiento49,53.
Antidepresivos IMAOSLos inhibidores de la monoaminooxidasa empleados en el tratamiento de la depresión provocan un incremento en la concentración neuronal de aminas biógenas, que también se acompaña, a nivel periférico, de efectos secundarios como hipotensión ortostática, sequedad de boca o estreñimiento. Los nuevos inhibidores reversibles de MAO-A (moclobemida) se caracterizan por un perfil menos tóxico48,55.
Antiácidos y protectores de la mucosa gástricaLos compuestos de aluminio, utilizados para la neutralización de la acidez gástrica, disminuyen notablemente el ritmo de evacuación, pues relajan la musculatura lisa gastrointestinal y presentan efecto astringente sobre las proteínas del bolo alimenticio. En complejos que incluyen aluminio y magnesio, esta acción podría quedar enmascarada o manifestarse, en función de las proporciones de cada uno de estos cationes y de la susceptibilidad personal de usuario. Tal fenómeno posee especial interés, dado que algunos de estos productos han adquirido una gran popularidad y se dispensan como especialidades farmacéuticas publicitarias, sin precisar prescripción facultativa27,60. Asimismo, se ha observado la aparición de constipación tras la administración de sucralfato, protector gástrico cuya molécula, de estructura compleja, contiene también aluminio.
Los compuestos de bismuto, protectores gástricos cuyo uso ha experimentado un reciente impulso debido a su actividad antimicrobiana útil en la erradicación de Helicobacter pylori, participan, también, de la acción astringente61.
AntineoplásicosSi bien los fármacos citostáticos se asocian predominantemente a la producción de diarrea, durante el tratamiento con alcaloides de la Vinca y, en especial, con vincristina, se desarrolla, frecuentemente, estreñimiento intenso por afectación de los plexos nerviosos entéricos que, en algunos casos, incluso conduce a la aparición de íleo paralítico62.
Medicamentos que producen diarreaEn condiciones fisiológicas, un episodio esporádico de diarrea moderada no compromete el estado del paciente, pero en personas ileostomizadas, las consecuencias del proceso pueden ser graves. Aunque con grandes variaciones, el volumen diario de heces eliminadas a través de ileostomías oscila entre 200 y 600 ml, con una consistencia pastosa o líquida, que puede variar en función del tipo de intervención, de la evolución de la enfermedad y de la alimentación. A modo de referencia, se considera que el paciente padece diarrea cuando se produce una excreción de un volumen igual o superior a un litro, lo que induce un cuadro de deshidratación y depleción de Na+. En casos severos, el desequilibrio hidroelectrolítico se acompaña de síntomas (mareos, náuseas, calambres musculares) y la persistencia del cuadro puede dar lugar a acidosis metabólica. El tratamiento requerirá la reposición de líquido y electrolitos, así como la retirada del agente causal, si es factible. En algunos casos, incluso, puede ser preciso ingreso hospitalario7,47. Como se ha indicado previamente, la administración de antidiarreicos (loperamida) puede facilitar el control de estos procesos.
Desde el punto de vista farmacológico, la diarrea constituye una de las reacciones adversas más frecuentemente registrada tras la administración de medicamentos, bien sea por efecto del principio activo como de los excipientes que le acompañan en la formulación. Aunque, a veces, deriva del propio mecanismo de acción del fármaco, existe un componente de sensibilidad individual importante en la aparición de la misma63. Seguidamente, se comentan diversos grupos terapéuticos relacionados con la producción de diarrea (Tabla 3).
AntibióticosPor su propia acción antimicrobiana, los antibióticos alteran la flora intestinal y producen diarreas por sobreinfecciones con microorganismos resistentes. Éstas suelen ser más frecuentes en preparados de administración oral o eliminación biliar importante (amoxicilina, ampicilina, piperacilina, cefoxitina, cefamandol). Generalmente, la diarrea remite tras la suspensión del antibiótico. En algunos casos, puede producirse colitis pseudomembranosa, debida a sobreinfección por Clostridium difficile, en pacientes tratados con clindamicina, lincomicina o antibióticos de amplio espectro. Este proceso puede requerir de la administración de vancomicina o metronidazol para su resolución.
Merece la pena recordar el incremento en la incidencia de diarrea asociada a beta-lactámicos, cuando se administran conjuntamente con inhibidores de betalactamasas, particularmente ácido clavulánico49,52.
Los antibióticos macrólidos, especialmente aquéllos cuya estructura posee un anillo de 14 átomos de carbono, presentan, además, efecto estimulante sobre la motilidad gastrointestinal, que ocasiona dolor abdominal, náuseas, vómitos y/o diarrea, pero que puede favorecer la recuperación del peristaltismo en determinadas situaciones64.
Fármacos con acción colinérgicaLas agentes que presentan efectos colinérgicos por estimulación directa de receptores muscarínicos o mediante inhibición de la acetilcolinesterasa (empleados como agentes diagnósticos, en el tratamiento de miastenia gravis o en la terapia del glaucoma), provocan incremento en el tono y en las contracciones propulsivas a todos los niveles del tracto gastrointestinal, así como relajación de esfínteres y aumento de secreciones. Si bien esta acción tiene aplicación directa en el tratamiento del íleo paralítico en ausencia de obstrucción mecánica, conduce a la aparición de dolor cólico y diarrea49-53.
La introducción de agentes anticolinesterásicos de acción central, que estimulan la transmisión colinérgica a este nivel, en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, se ha relacionado con la mejora del déficit cognitivo y de memoria en pacientes afectados por dicha enfermedad. En estos casos, la diarrea puede acompañar al tratamiento como manifestación de sus efectos a nivel periférico. El primer fármaco utilizado con esta finalidad, tacrina, ha sido relegado por su potencial toxicidad hepática. Los agentes obtenidos posteriormente (donepezilo, rivastigmina, galantamina) ocasionan, asimismo, trastornos digestivos (náuseas, vómitos, diarreas), que tienden a remitir en tratamientos continuados49.
Agentes antihipertensivosVarios fármacos escasamente utilizados, reserpina y a-metildopa producen, actuando a nivel central por mecanismos diversos, disminución notable del tono simpático, que redunda en hipermotilidad intestinal y, por tanto, en la aparición de diarrea.
Se han registrado, también, algunos casos de dolor abdominal y diarrea asociados a inhibidores del enzima convertidor de la angiotensina, (captopril, lisinopril), de uso ampliamente difundido en el tratamiento de hipertensión e insuficiencia cardíaca48,51.
Antiácidos y protectores de la mucosa gástricaLos agentes neutralizantes que contienen magnesio, actúan osmóticamente reteniendo agua en la luz intestinal, incrementando el contenido fecal y, por tanto, la fluidez, volumen y frecuencia de las deposiciones. Tal como ha sido comentado, la combinación con compuestos de aluminio, de acción astringente, podría paliar este efecto. Por tanto, y ante la variedad de fórmulas comercializadas, la selección de un antiácido dependerá del estado y la necesidad del paciente en cada momento24,27,60.
El misoprostol, análogo de PGE1, se administra como eficaz agente profiláctico en la prevención de lesiones gastroduodenales causadas por antiinflamatorios no esteroideos. A nivel intestinal, incrementa la secreción de agua y electrolitos, por aumento de la producción de AMPc y, por tanto, desencadena la aparición de diarreas, a veces tan severas que obligan a interrumpir el tratamiento. Este efecto parece limitarse administrando el medicamento tras las comidas61.
Antiartríticos
Dentro del grupo de antiartríticos no analgésicos, la auranofina constituye uno de los mejor tolerados por su perfil de toxicidad. Sin embargo, el fármaco, de administración oral, se ha relacionado con una gran incidencia de diarrea (45-50%), fundamentalmente en las primeras horas tras la ingestión, durante los primeros meses de tratamiento65.
Por otra parte, la leflunomida, agente introducido recientemente como modificador de la enfermedad reumática, con propiedades antiproliferativas, causa, con frecuencia, intolerancia digestiva incluyendo manifestaciones tales como diarrea y dolor abdominal48.
Antigotosos
La colchicina, fármaco de acción antiinflamatoria específica en el ataque agudo de gota, se caracteriza por inducir afectación digestiva en forma de diarrea intensa acompañada de dolor cólico que, con frecuencia, supone el factor limitante en la determinación de la dosis a administrar65.
Agentes procinéticos y/o antieméticos
Mediante un mecanismo no bien conocido, que parece implicar el agonismo de receptores serotonérgicos 5-HT4, cierto antagonismo de 5-HT3 y/o bloqueo de receptores dopaminérgicos que confiere efecto antiemético (metoclopramida y domperidona), los fármacos procinéticos estimulan la motilidad digestiva y la coordinación de la misma. Estas acciones se manifiestan, fundamentalmente, como incremento del vaciamiento gástrico y, en menor medida, del peristaltismo intestinal. Por tanto, una consecuencia lógica de su empleo, especialmente a dosis elevadas, consiste en la aparición de diarreas66.
Laxantes
La denominación de laxantes se aplica a productos que promueven la evacuación intestinal, modificando la consistencia de las heces y/o estimulando el peristaltismo intestinal. El empleo de términos como laxante, purgante o catártico hace referencia a grados del mismo efecto que vienen determinados por el mecanismo de acción de los distintos grupos, pero también por la dosis empleada.
Dentro de la variedad de agentes disponibles, los formadores de masa presentan un modo de acción más fisiológico. Se trata de preparados ricos en celulosa u otros polisacáridos difícilmente absorbibles en el tracto digestivo, que tienen la propiedad de absorber agua, incrementando el volumen del contenido fecal y, por tanto, favoreciendo los movimientos peristálticos y la velocidad de tránsito intestinal. Pero, al mismo tiempo, puesto que incorporan a su molécula el exceso de agua presente en la luz intestinal, pueden considerarse como antidiarreicos. Esta doble función hace que, a veces, su empleo se recomiende a pacientes colostomizados para el mantenimiento de la consistencia de las heces y de un ritmo de defecación adecuado. No obstante, deben evitarse en pacientes con estenosis u obstrucción de algún tramo del tracto digestivo, por el riesgo de oclusión que conllevan. Pueden, igualmente, provocar deficiencias minerales en pacientes ancianos, tras su administración crónica. Deben tomarse precauciones para evitar la reducción de la absorción de otros fármacos administrados simultáneamente, tales como digoxina, salicilatos o nitrofurantoína, espaciando la administración de ambos agentes67.
La administración de laxantes, en general, suele desaconsejarse en personas ileostomizadas, dada la posibilidad de desencadenar una pérdida excesiva de agua y electrolitos que amenace seriamente el estado del paciente26,29.
Inmunodepresores
La prevención o reversión del rechazo de trasplante de órganos constituye la indicación fundamental de este grupo. Respecto a sus efectos adversos, en el caso de la ciclosporina, agente más comúnmente utilizado, destaca el riesgo de nefrotoxicidad. El micofenolato de mofetilo, sin embargo, se ha asociado a una mayor incidencia y severidad de trastornos gastrointestinales, incluyendo episodios de diarrea intensa y calambres abdominales. Otros agentes, como el infliximab, anticuerpo monoclonal empleado en el tratamiento de la enfermedad de Crohn y en la artritis reumatoide, también inducen, ocasionalmente, la aparición de diarrea48,53.
Antineoplásicos
Puesto que los fármacos citostáticos afectan, preferentemente, a tejidos cuyas células se multiplican con mayor velocidad y, entre ellos, al epitelio gastrointestinal, el desarrollo de yatrogenia a nivel digestivo resulta particularmente importante. Manifestaciones como náuseas, vómitos, mucositis o diarreas, a veces tan profusas que causan deshidratación, acompañan a la administración de agentes de estructura y mecanismo de acción muy variados (irinotecan, topotecan, idarubicina, oxaliplatino, citarabina, 5-fluorouracilo, ciclofosfamida, ifosfamida, melfalan, etc.)49.
Excipientes
Las formulaciones de medicamentos incluyen distintos excipientes y coadyuvantes con funciones diversas (saborizantes, conservantes, aglutinantes, espesantes, etc), considerados en principio inocuos pero que, en personas con características concretas, pueden causar efectos indeseables administrados en cantidades suficientes. Un apartado especial merecen aquellas especialidades farmacéuticas que contienen sorbitol (Tabla 4), ya que muestra propiedades osmóticas, con acumulación de agua y electrolitos en la luz intestinal y, por tanto, da lugar a evacuación de heces más líquidas.
Este efecto puede ser, además, reforzado por la presencia de sorbitol u otros polialcoholes como aditivos de alimentos, caramelos, chicles, etc., que proliferan en la actualidad con la denominación “sin azúcar” y que se incluyen, cada vez con más frecuencia, en las dietas. De hecho, la presencia de sorbitol en los medicamentos debe declararse en el cartonaje exterior y acondicionamiento primario cuando la cantidad en la dosis diaria máxima exceda de 2 gramos, tal como indica la Circular 16/98 de la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios. La declaración será cualitativa, añadiendo en el prospecto la siguiente advertencia: “este medicamento contiene x g de sorbitol como excipiente por (unidad de dosificación). Puede causar molestias en estómago y diarrea. No debe utilizarse en pacientes con intolerancia hereditaria a la fructosa”48,50,68.
Agentes que inducen flatulencia
A través de la colostomía se expulsan gases producidos en el colon por la acción de bacterias aerobias y anaerobias sobre los alimentos. La salida de gases no es controlable por el paciente y no guarda relación con el horario de ingesta. Igualmente, una ileostomía normal produce una pequeña cantidad de gas que puede aumentar con las comidas muy condimentadas o con determinado tipo de alimentos. Clásicamente, las legumbres, la coliflor y la cebolla, así como la cerveza, producen excesiva eliminación de gas3,7,47.
En estas circunstancias, puede resultar problemática la flatulencia asociada a la administración de numerosos principios activos, entre los que figuran laxantes, antibióticos macrólidos, procinéticos como cisaprida, resinas de intercambio iónico o hipolipemantes como probucol, por citar algunos52. Se trata, igualmente, de un efecto característico de la acarbosa, antidiabético oral que actúa inhibiendo las a-glucosidasas intestinales, reduciendo la hidrólisis de polisacáridos. Puesto que únicamente pueden absorberse los monosacáridos, los polisacáridos no hidrolizados y, por tanto, no absorbidos, sufren fermentación en el intestino, dando lugar a diarrea, flatulencia y distensión abdominal. Para paliar este efecto, se recomienda comenzar el tratamiento con dosis bajas (pues los síntomas suelen mejorar al avanzar el tratamiento) y reducir la ingesta de disacáridos48,49. Los pacientes ostomizados pueden requerir un cambio en el dispositivo de ostomía con filtros especiales que permitan la liberación del gas eliminado.
Existen, también, fármacos a los que ha atribuido propiedades antiespumantes, capaces de reducir la tensión superficial de las burbujas de gas, facilitando su disgregación. Es el caso de dimeticona y simeticona, derivados de silicona, que con frecuencia se encuentran formando parte de numerosas formulaciones, en asociación con antiácidos, enzimas digestivos, procinéticos, antidiarreicos, etc. Sin embargo, la eficacia real de estos productos permanece por dilucidar69.
Medicamentos asociados a cambios en las características organolépticas de las heces
Las características organolépticas del contenido fecal afectan especialmente al paciente ostomizado, condicionando la percepción de su imagen corporal y, por tanto, su comportamiento social1.
El cambio de color de las heces que acompaña a la administración de algunos fármacos, muy perceptible en pacientes ostomizados por la mayor exposición de las mismas, constituye en numerosas ocasiones un efecto carente de toxicidad, pero que puede causar alarma evitable con la oportuna información. Tal y como aparece en la Tabla 5, es necesario diferenciar aquellos casos en que la coloración pudiera alertar de la presencia de hemorragias a distintos niveles del tracto gastrointestinal27,29,30,48,69.
En cualquier caso, los hallazgos encontrados nos han permitido recopilar una serie de aspectos a considerar a la hora de instaurar y controlar un tratamiento farmacológico en pacientes enterostomizados, y adoptar las precauciones precisas para favorecer la efectividad y la seguridad del mismo.
De este modo, debería tenerse en cuenta:
– Las dificultades relacionadas con la absorción de fármacos por vía oral, estrechamente ligadas a la forma de presentación de los mismos,
– La posibilidad de que los medicamentos a administrar promuevan cambios en el ritmo de evacuación intestinal y en la consistencia de las heces, con las consecuencias que específicamente se derivan para personas colostomizadas e ileostomizadas,
– Los efectos yatrógenos sobre las características organolépticas de las heces (olor, gases, color), y su repercusión en la percepción de la autoimagen y la vida de relación del paciente,
– La necesidad de detección de estados carenciales (de vitaminas, minerales) a solventar mediante la administración de los suplementos indicados.
Sin embargo, la selección de medicamentos destinados a pacientes enterostomizados difícilmente se ajusta a principios generales preestablecidos. Factores tan diversos como la evolución de la patología intestinal de base, la longitud y fisiología del intestino remanente, el estado general del paciente, su susceptibilidad individual a agentes farmacológicos, la gravedad del proceso a tratar, la dieta o el estilo de vida, influyen en la adecuación del tratamiento para un paciente determinado en circunstancias concretas.
El estudio detallado de cada caso y situación, el conocimiento exhaustivo de las características de los medicamentos a administrar (mecanismo de acción, reacciones adversas, farmacocinética, excipientes) y la experiencia clínica acumulada (adquirida directamente o a través de literatura científica) pueden ser factores que contribuyan, de manera decisiva, al éxito del tratamiento.